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¿Qué hay detrás del tratamiento psicológico que recibes?

Terapia

¿Alguna vez te has preguntado qué hay detrás del trabajo de psicólogos y psicólogas?

Refiriéndonos al trabajo en el ámbito clínico o sanitario de la consulta privada de psicólogos y psicólogas, como imaginas, las sesiones de terapia se sustentan en un trabajo e implicación considerables, que no se suele ver pero probablemente se pueda apreciar en la calidad de la terapia.

Para quienes que tengáis curiosidad, queremos contaros qué hacemos cuando no nos veis.

Cada sesión tiene unos objetivos.

No improvisamos, seguimos un plan. Los objetivos de cada sesión, a su vez, siguen un plan de tratamiento en base a unos objetivos más generales que se han establecido conjuntamente. Por ejemplo, un objetivo general puede ser “Reducir y manejar mejor la ansiedad asociada a hablar en público” y un objetivo de una sesión concreta puede ser: “entrenar en estrategias de afrontamiento alternativas e incompatibles, conseguir que el cliente piense que puede hacerlo, entrenarle en técnicas para que controle su ansiedad…”.

Cada plan de tratamiento se ha formulado en base al análisis individualizado de cada caso  (análisis funcional).

Cada persona, con su historia y circunstancias es única y hay que analizar y comprender por qué se dan las dificultades. Ese análisis, a su vez, se basa en una serie de leyes y principios de aprendizaje que los psicólogos manejamos con soltura (o deberíamos). Para manejar con soltura ese análisis (que es constante a lo largo de toda la terapia); la experiencia clínica, la formación en análisis de conducta, la actualización teórica y las supervisiones clínicas ayudan en gran medida.

Después de cada sesión de terapia trabajamos en el caso.

Solemos escribir con más detalle la historia clínica, organizar las notas recogidas de la sesión, analizar los avances evaluando los logors y dificultades que vamos encontrando. Tras realizar nuestro análisis de la sesión y, en base al mismo,  planificamos la siguiente sesión.

Las primeras sesiones suelen requerirnos una carga de trabajo bastante más elevada que las sesiones que se dan al final de la terapia (aunque no siempre es así, cada caso es diferente). Al principio estamos recopilando información sobre el caso, conociendo el funcionamiento de la persona y tenemos que establecer un plan de tratamiento eficaz, además de establecer una relación de confianza, seguridad y trabajo colaborativo que hagan que nuestras palabras y pautas tengan el valor o poder de promover cambios en la persona.

La lectura, actualización y supervisiones clínicas son clave

Tanto en las primeras sesiones como durante la terapia solemos revisar algunas lecturas: libros, artículos científicos; para terminar de seleccionar el tratamiento más eficaz o para incorporar nuevos recursos, resolver dudas sobre algún aspecto con el que nunca nos habíamos encontrado. Algo que suele sernos de mucha utilidad son las sesiones clínicas con nuestro equipo de profesionales . La experiencia de otros nos puede aportar la solución que no viene en libros: los recursos que no se nos habrían ocurrido, cómo mejorar la adherencia al tratamiento, cómo conseguir que se implementen mejor las pautas o nos puede servir para confirmar que estamos tomando las decisiones más acertadas cuando tenemos dudas al respecto.

No todos los casos conllevan el mismo trabajo, depende, no sólo de la complejidad del mismo, sino de las habilidades y experiencia del propio profesional. En ocasiones, para un caso, necesitamos muchas horas de lectura, análisis, planificación, sesión clínica e incluso asesoramiento por parte de otros recursos (legales, sociales…); otras veces, no necesitamos más que una análisis que tenemos muy claro y trabajar en la propia historia clínica.

Transparencia: no hay magia, hay un plan y un por qué.

No dudes en preguntar a tu terapeuta por qué se ha tomado una u otra decisión, si quieres conocerlo. Sabes que tienes todo el derecho y además, vas a tener respuesta, pues está bastante planificado, no dejamos a la improvisación lo esencial, aunque sí dejamos abiertas posibilidades y nos adaptamos a las necesidades y objetivos de la persona, que pueden cambiar  y siempre necesitar hacer ajustes a lo largo del proceso de terapia, es un proceso dinámico, abierto y en crecimiento e interacción constante.

Responsabilidad para ofrecer la mejor ayuda: ciencia y ética = cuidado y eficacia.

Lo que siempre hay detrás de nuestro trabajo es el deseo de ayudar a la persona lo mejor posible: lo mejor que sabemos y que está a nuestro alcance. Como sabemos que con los buenos deseos no basta, somos responsables de saber todo lo necesario y de basarnos en la ciencia para ello, usando para dicho fin, todos los recursos que sean necesarios.

Estás en buenas manos, puedes confiar. A su vez, también preguntar y ser crítico o crítica con nuestro trabajo, ambas posibilidades han de ir de la mano.

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