Vamos a contaros por qué nos parece esencial que otras profesiones sepan de modificación de conducta.
Hace algunos días, desde ITEC, terminamos la formación en Modificación de Conducta para una fundación con la que tenemos la suerte de tener una colaboración fluida: la Fundación PRODIS. Es una fundación para personas con discapacidad intelectual, con un marcado compromiso ético para la mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual y sus familias.
Queremos acercaros nuestra experiencia sobre la formación que impartimos y contaros por qué consideramos fundamental poder facilitar el aprendizaje de conocimientos sobre los principios básicos que explican el comportamiento humano.

¿Qué puede aportar una formación sobre Modificación de Conducta?
El comportamiento humano es complejo y su manejo es un gran reto siempre, aún teniendo unos buenos conocimientos sobre el mismo, pues las variables que lo controlan son muy diversas y no siempre controlables. En nuestra experiencia, hemos visto de forma habitual que en algunas organizaciones y recursos para personas con diversidad funcional (concretamente con discapacidad intelectual) los profesionales que lo integran, aunque suelen tener una buena formación de conocimientos educativos, de orientación y de atención a la discapacidad, muchas veces no tienen una buena formación en modificación de conducta. Esto puede suponer una clara dificultad para entender las razones por las que se dan ciertos comportamientos: autolesiones; conductas agresivas; dificultades para seguir instrucciones, para atender o unirse a una actividad… entre muchas otras.
Contar con conocimientos sobre atención a la discapacidad y educación es, sin duda, esencial; pero consideramos absolutamente necesario tener unas bases de modificación de conducta que permitan entender la funcionalidad del comportamiento. Por ejemplo: una usuaria se golpea la barriga algunas veces. Sabemos que es habitual en determinadas dificultades, y sabemos que esta persona a veces lo hace cuando está nerviosa, pero también cuando quiere comer, y en muchas otras ocasiones no sabemos por qué lo hace. No sabemos por qué se sigue manteniendo si nosotros hemos intentado no prestarle atención muchas de las veces… En casos como éste, conocer qué es un estímulo discriminativo, un consecuente, entender las diferencias entre ignorar algo y poner en extinción, saber qué es el reforzamiento intermitente, entre otros aspectos, puede marcar la diferencia entre resolver o no resolver un problema.
A lo largo de los tres días de intensa formación pudimos explicar desde los principios de aprendizaje esenciales para poder entender y modificar la conducta, hasta las diferentes técnicas y procedimientos para aumentar o disminuir comportamientos (ya sea en frecuencia, intensidad o duración), pasando por sentar las bases de una adecuada evaluación conductual, técnicas para fomentar la motivación, el autocontrol o programar la generalización de lo aprendido.

¿Cuáles son los desafíos que se enfrentan en formaciones de modificación de conducta?
- Mitos, mitos y más mitos. “La modificación de conducta está obsoleta”, “eso no se puede tratar con esas técnicas porque es más profundo”… y decenas de ejemplos comos estos son las ideas preconcebidas que tienen muchas personas, psicólogos/as incluidos, cuando no han tenido una formación suficiente en esta área y no han podido responder adecuadamente a algunas demandas de su entorno. Es muy común pensar que es la herramienta la que no funciona o la que se queda corta; sin embargo, en este caso, lo que se queda corto son nuestros conocimientos al respecto.
- Niveles heterogéneos de formación. En nuestro caso, y probablemente en muchos otros, el principal reto del curso fue adaptar los contenidos y métodos a profesionales con tan diversos puntos de partida y con funciones diferentes en la propia fundación. Nos ayudamos de una evaluación previa detallada de conocimientos específicos, formación y expectativas de los integrantes del curso, que nos permitió realizar las adaptaciones y ajustes adecuados.
¿Cuáles fueron las claves de nuestra formación?
- Práctica en el contexto natural y ajuste constante. Si algo caracterizó nuestro curso fue el ajuste a las necesidades de los profesionales y el carácter práctico del mismo. Recogimos multitud de situaciones de difícil manejo que los trabajadores encontraban en su día a día y fuimos aplicando, a cada una de estas situaciones, las herramientas que previamente habíamos explicado. Así tuvieron la oportunidad de probar en su contexto natural las pautas entrenadas en el curso y poder comentarlas la siguiente semana para seguir ajustando su actuación; algo que facilita poder adquirir verdaderamente herramientas para el manejo del día a día.
- Fomentar la participación activa, que los y las alumnos y alumnas se integraran en el curso, demandaran aquello que necesitasen, que pusieran sus propios ejemplos y aprovecharan para resolver cuestiones relevantes para ellos y ellas.
- Evaluar mucho. Evaluamos antes y después, evaluamos conocimientos previos, expectativas, formación inicial, situaciones difíciles… Evaluamos durante la formación qué adaptaciones eran necesarias o qué aspectos necesitaban más énfasis y dedicación. Fue fundamental para entender y ofrecer lo más útil y diseñar así una formación a medida, así como para poder conocer la calidad de nuestra propia formación.
Nos encanta poder compartir y enseñar todo lo que sabemos sobre comportamiento humano a diferentes colectivos, usuarios/as y profesionales, así como todas las claves que encontramos eficaces en nuestro trabajo. Es un verdadero privilegio poder trabajar en lo que más nos gusta, con los criterios que consideramos más adecuados y que, como resultado de ello, alcancemos los objetivos que nos proponemos y las personas que reciben nuestra formación estén sumamente satisfechas. Nuestra experiencia no ha podido ser más grata.