¿Qué es comer de forma saludable?
Comer de forma saludable es un objetivo que casi todas las personas, en algún momento de su vida, se plantean. Los beneficios son innumerables pero conseguirlo no suele ser sencillo. La buena noticia es que como alimentarse es un comportamiento, desde la ciencia que estudia el funcionamiento del comportamiento tenemos algunas explicaciones que nos pueden ayudar a comprender y manejar mejor nuestra alimentación, que os vamos a contar a continuación.
Antes de entrar en contar la bonita relación entre alimentación y autocontrol, hablemos de qué entendemos por comer bien, ¿Qué es relacionarnos con la comida de una manera saludable?
Esta definición, en buena parte, queda de la mano de los expertos en nutrición, aunque también podríamos definir qué es comer bien desde la perspectiva psicológica, atendiendo a factores relacionados con nuestro comportamiento y bienestar. En este sentido, comer de forma saludable, para cada persona, va a depender de una serie de circunstancias pero, en general, tendrá relación con que la conducta de comer:
> No nos genere malestar: culpa, tristeza, frustración…
> No sea un comportamiento que ponga en riesgo o que dañe nuestra salud, por ejemplo: vomitando, dejando de comer, comiendo en exceso alimentos inadecuados, etc.
Así, cuando hablamos de comer «bien» desde la perspectiva psicológica, hablamos de que ésta no se asocie y genere emociones desagradables, sino que podamos disfrutar de ella, que nos permita tener una mejor salud y, en general, poder tener un mayor control de la conducta de comer para ponerla al servicio de nuestros objetivos: ser más conscientes de lo que comemos, disfrutar, tener mejor salud, controlar nuestro peso y un largo etcétera.
El autocontrol, casi siempre, un gran aliado
Ahora que ya nos entendemos cuando hablamos de comer de forma saludable, pasemos a analizar con más detalle qué nos ayuda a acercarnos a ello. De nuevo, es fundamental decir que, en cada caso, las razones por las que a una persona le cueste comer “bien” van a ser distintas a las de otra persona: depende de su historia de aprendizaje, de su personalidad, de sus circunstancias particulares… ¡Somos únicos! Igualmente, mencionemos uno de los factores que suelen ser clave de forma generalizada: el autocontrol.
El autocontrol será un buen amigo si queremos comer de forma saludable. Aunque solemos hablar del autocontrol como si fuese una propiedad inherente a nuestra persona (tengo o no tengo), lo cierto es que son un conjunto de habilidades complejas que se pueden entrenar y desarrollar, de forma que se pueda ejercer en cada vez más situaciones y en contextos cada vez más difíciles. Podríamos decir que tiene relación con ser capaces de demorar las ganas o el “impulso” que tenemos de hacer algo y no morir en el intento: no comer ese trozo de pastel de chocolate sólo porque me lo he propuesto, en caso de ser eso lo que quiero, de no tomar esas dos cervezas más o beber más agua de la que suelo ingerir aunque, en ese preciso instante, no sea lo que más me apetezca.
Podríamos resumir autocontrol en: “hacer a pesar de”. A pesar de las circunstancias que me lo dificultan y que tienen que ver con: el contexto en el que estoy, con una serie de emociones y sensaciones que siento, con una serie de hábitos que ya tengo muy automatizados…
Al principio, no hacer eso que nos apetecería hacer es duro, cuesta. Pero esa conducta de autocontrol se va a empezar a hacer más natural y cada vez nos va a costar menos. Las personas que ejercen autocontrol con la comida, no están en constante sufrimiento, resulta que consiguen que el hecho de hacer eso que se han propuesto como objetivo sea lo suficientemente satisfactorio o anticipar todo lo que lograrán por “aguantarse” en este momento sea lo suficientemente potente.
Suena bien, ¿no? El reto está en aprender esta habilidad, desde luego. El aprendizaje de una habilidad compleja como esta para una conducta, también compleja, como la alimentación tiene algunas claves básicas que nos puede facilitar dicho aprendizaje. En las próximas entradas del blog nos centraremos en ellas, no sin antes cerrar esta entrada mencionando 2 básicas:
- Es un cambio de hábitos, un conjunto de comportamientos y como tal, requiere tiempo, esfuerzo y mucha sistematicidad. Lamentablemente, no hay magia en el cambio de conducta pero sí pautas para comprenderlo y modificarlo más rápida y eficazmente.
- Paso a paso. Es fundamental conocer y partir, para cada objetivo de cambio que nos planteemos, de nuestra “línea base” e ir progresando en dificultad poco a poco. Parte del éxito en cambiar un comportamiento reside en esto.
Para finalizar el post, vamos a lanzar una cuestión que resolvermos en las próximas entradas: ¿ejercer autocontrol nos garantiza una relación con la comida saludable? ¿Existen casos en los que el autoncontrol sea, incluso, parte del problema?