Generalmente, las personas no se sorprenden de hacer bien cosas como saludar, iniciar una conversación, cambiar de tema o hacer un chiste. Damos por hecho que esas habilidades están ahí, no nos parecen extraordinarias ni nos cuestan una barbaridad. Y para la mayoría esto es verdad.
Otras personas, sin embargo, no han tenido la oportunidad de desarrollar competencias sociales adecuadas. Para esta gente una conversación en el trabajo es como una competición en la que se sienten rodeados de olímpicos, viéndose a sí mismos como completamente inútiles al lado de individuos tan capacitados. Esto les lleva a involucrarse cada vez menos en situaciones sociales, tanto por miedo al juicio de los demás como por no exponerse a su propia idea de que son incompetentes. Y, como cada vez interactúan menos, más difícil les resulta hacerlo cuando no hay escapatoria, convirtiéndose en un círculo vicioso sin solución aparente.
Y para eso está el entrenamiento en habilidades sociales. Desde la psicología se ha hecho un gran esfuerzo por identificar comportamientos sociales adecuados y elaborar un entrenamiento en los mismos, para que la gente que no ha tenido oportunidad de aprenderlos espontáneamente pueda desarrollarlos si lo considera necesario. Habilidades como iniciar conversaciones, charlar superficialmente, generar intimidad en conversaciones, decir no, cambiar de tema…. Todas ellas se pueden aprender y dominar combinando la guía del terapeuta con el compromiso y práctica del cliente.
Si acudes a terapia por un problema de habilidades sociales, primero evaluaremos qué aspectos son problemáticos. En la mayoría de ocasiones las personas acuden por un punto específico, pero será trabajo del terapeuta evaluar si hay complicaciones en otras áreas. Una vez identificado el problema se da una explicación de por qué se mantiene y se pasa a la fase de entrenamiento; esto se realiza mediante modelado y roleplaying, entre otras técnicas. Consiste en observar a modelos ejecutar con éxito las habilidades a entrenar y tratar de imitarlas después en la consulta. Pese a que al principio pueda generar cierto nerviosismo, la mayoría de clientes acaban disfrutando de las sesiones de roleplaying, que se trasladarán fuera de la consulta para que el cliente practique y vaya dominando las habilidades.
No obstante, además de lo anterior es necesario hacer mención a los pensamientos. En muchos casos de dificultades sociales aparecen pensamientos inhibitorios o catastrofistas sobre la habilidad de la persona, que deben ser tratados para que no limiten el alcance del tratamiento y para que no sean germen de otros como bajo autoconcepto (autoestima) o bajo estado de ánimo (depresión).
Si tienes dificultades para relacionarte con los demás o te gustaría mejorar tus habilidades, contacta con nosotros y empezaremos a diseñar un programa ajustado a tus necesidades.