Hasta lo más pequeño parece lo peor
Llamamos hipocondría a una vigilancia constante y excesiva hacia señales fisiológicas de enfermedad, así como a la preocupación por sufrir una hipotética enfermedad grave. Si bien puede compartir criterios con las fobias, hay algunas particularidades que hacen que merezca la pena darle su propio apartado.
La persona que tiene este problema probablemente haya experimentado en sí misma o en allegados alguna enfermedad repentina o suceso médico intenso; cáncer, ictus, complicaciones graves… Aunque no es imprescindible para que se genere el problema, en muchas ocasiones es parte del origen y foco principal del miedo, hasta que se va generalizando a otras enfermedades.
Con tal de intentar prevenir problemas médicos futuros, la persona prestará cada vez más atención a características y eventos fisiológicos de su cuerpo para “adelantarse” a una posible enfermedad. Se mirará al espejo buscando manchas, explorará en busca de bultos, prestará mucha atención a lo que ocurre cuando esté nerviosa, estará pendiente de temblores o tics… Son muchas las maneras en que se demuestra esta hipervigilancia. Tal y como confirman los estudios, una persona que esté buscando irregularidades acabará identificando como tal aspectos perfectamente normales, asustándose ante un bulto que podría ser un ganglio linfático y tratando de buscar alguna manera de tranquilizarse. Suelen buscar en internet síntomas para diagnosticarse, preguntar a expertos o directamente ir a urgencias para que les diagnostiquen, y en la mayoría de los casos (por no decir todos) no hay presencia alguna de enfermedad. No obstante, estas personas seguirán vigilando constantemente su cuerpo por si surgiera alguna amenaza, y continuarán pensando en todo momento que podrían estar sufriendo una enfermedad grave.
El problema es que esta hipervigilancia y pensamiento suele repercutir en otras áreas de la vida. Las personas se obsesionan y dejan de prestar atención a otras cosas con tal de poder vigilarse, y además nunca están tranquilas del todo “por si acaso”. Se encuentran en un círculo vicioso del que no pueden salir, vigilando, creyendo encontrar y volviendo a vigilar ante un peligro que probablemente nunca aparecerá.
En ITEC podemos ayudarte a eliminar esa hipervigilancia y quitarte esa preocupación que te atenaza. Se puede vivir tranquilo.
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